Hablemos sobre lo que necesita tu pelo

Hablemos sobre lo que necesita tu pelo 


Cuidar el pelo parece algo muy sencillo: te metes a bañar, te lo lavas con shampoo, te lo cepillas bien y listo… ¡o por lo menos eso es lo que muchos creen! Pero la cosa no es tan sencilla. Tu pelo, como el resto de tu cuerpo, tiene distintas necesidades y debes cuidarlo de forma muy particular para que siempre esté lo más saludable posible. ¡No te preocupes! En este artículo te vamos a contar todo lo que necesitas saber sobre tu pelo, sus necesidades y cómo cuidarlo.

 

Tipos de pelo

Como probablemente ya habrás notado, no todos los pelos son iguales. La forma, el grosor y la textura son elementos indispensables para identificar qué necesita tu pelo y qué tipo de rutina tienes que seguir.


Forma

Grosor

Textura

Liso: se caracteriza por su caída recta, su sensibilidad y por ser fácil de manejar.  

Fino: a causa de su pequeña circunferencia, el pelo fino es más frágil y tiene que ser tratado de manera delicada. Es por esto que no se recomienda manipularlo excesivamente.

Graso: el pelo graso resulta de una producción excesiva de sebo, lo cual atrae suciedad y una textura aceitosa.

Ondulado: se caracteriza por un ligero patrón rizado con una forma que suele asemejarse a la letra S. Mantener su forma y textura puede resultar algo complicado.

Medio: este tipo de pelo tiende a tener una resistencia similar al grueso, pero es más elástico. No necesita de mucho mantenimiento pero igual hay que tomarlo en cuenta en tu rutina.

Seco: causado por una falta  de hidratación y nutrientes. Suele ser más frágil y quebradizo, lo cual se puede ver en puntas separadas.

Rizado: su patrón rizado es más definido y puede variar entre rizos sueltos y elásticos, o rizos apretados y elásticos. Es más difícil de manejar.

Grueso: con una circunferencia más ancha, este tipo de cabello es mucho más fuerte y resistente ante factores externos como la temperatura, contaminación y el calor de aparatos como planchas y secadoras.

Mixto: suele confundirse con el pelo grasa ya que se puede identificar al notar exceso de sebo en las raíces, sin embargo esto no se extiende a las puntas las cuales son secas y quebradizas. 

Crespo: con un patrón en zig zag y rizos muy apretados, este tipo de pelo se caracteriza por su fragilidad.


Aunque es cierto que el tipo de pelo varía entre persona y persona, también es cierto que la forma en la que se correlacionan estas características sigue un patrón. Por ejemplo, el pelo liso y ondulado suele ser más propenso a ser pelo graso ya que el sebo y aceites producidos en el cuero cabelludo para proteger nuestro cabello tiende a seguir la forma del pelo y por lo tanto cubre desde la raíz a las puntas. Por otro lado, el pelo rizado y afro suele ser más seco porque el sebo y los aceites no fluyen de la misma manera y cubren menos longitud. 

Sabemos que esto puede parecer como mucha información, ¡pero vamos paso a paso! Una vez que identifiques tu tipo de pelo, cuidar de él va a ser mucho más sencillo,  porque sabrás qué necesitas y qué incorporar a tu rutina de cuidado

 

La necesidades según tu tipo de pelo

Pensemos en el pelo como una extensión de tu piel. Al igual que esta, tu pelo necesita ser cuidado y atendido en distintos aspectos. El pelo necesita de nutrientes, hidratación y limpieza para poder crecer y contar con un aspecto saludable. La clave está en encontrar el balance entre estas necesidades, sobre todo para encontrar los cuidados más adecuados para tu tipo de pelo. 


Pelo liso, graso y mixto

En el caso del pelo liso, graso o mixto, lavarlo es importantísimo, pero, a diferencia de lo que podrías pensar, lavarlo demasiado puede resultar en que tu pelo empeore y se quede con esa textura aceitosa.

Lo que tienes que tener en cuenta a la hora de lavar este tipo de pelo es la forma en que lo haces y los productos que utilizas. Procura lavarte el pelo de manera gentil y con agua tibia, no te masajees de más, pues esto puede estimular la producción de sebo e impactar de forma negativa en tu rutina. También asegúrate de que el shampoo que usas no contenga sulfatos o silicona, pues estos terminan con el aceite protector que secreta tu cuero cabelludo y provoca que se produzca aún más sebo. 

Otro tratamiento que puede ayudarte si te encuentras en esta situación es usar exfoliante en el cuero cabelludo. Aunque es cierto que todo tipo de pelo se beneficia de estos productos, en el caso de un pelo graso es especialmente eficaz. 

Si estás buscando un shampoo de limpieza profunda que te ayude a combatir el exceso de sebo, recuerda que si tu cabello es mixto (lo cual es más probable en pelo ondulado), debes evitar usarlo de más en las puntas, esto podría dañarlas dado su estado de fragilidad. No olvides que el pelo, al igual que la piel, puede ser afectado de manera negativa por los rayos del sol y la radiación UV. ¡Ponte gorra! 


Pelo rizado, afro y seco

Todo tipo de pelo debe estar bien hidratado y nutrido, en especial con vitamina A, C y E; sin embargo, el pelo rizado, afro y seco es el tipo de pelo que más lo necesita. Hay varios productos que pueden ayudarte a darle a tu cabello lo que necesita. Te recomendamos buscar mascarillas que puedas aplicar durante la noche, además de siempre aplicarte acondicionador. También existen sueros que ayudan a hidratar y nutrir el cabello, evitando que se vuelva quebradizo.

Ten en cuenta que el pelo rizado y afro no necesita ser lavado con mucha regularidad, pero, cuando lo hagas, hazlo con muchísimo cuidado. Es muy importante que lo desenredes primero y que utilices dos tipos de shampoo: uno para lavarlo y otro para hidratarlo. A la hora de enjuagarte usa agua calientita y asegurate de que no quede enredado, esto va ayudar a que mantenga su fuerza y sea más fácil que el sebo y los aceites fluyan por el cabello. Cuando salgas de bañarte no esperes a que el pelo se seque antes de cepillarte, aprovecha que el pelo rizado y grueso es más fuerte, y que cuando está más húmedo es más fácil de desenredar. 


Que tu cabello fluya con las estaciones

Las necesidades en las que te enfocas a la hora de cuidar tu cabello cambian como cambian las estaciones. Esto es así por las temperaturas de cada espacio y por la forma en la que tu pelo crece.

Durante la primavera la generación capilar, es decir, crecimiento del pelo, sucede de manera más significativa gracias al aumento de vitamina D y melanina. Es por esto que es la época ideal para aprovechar este crecimiento y nutrir tu pelo al máximo, ya sea a través de mascarillas, de sueros o de otros productos. 

Verano e invierno

Por otro lado, durante el verano y el invierno tu pelo se vuelve más vulnerable. Lo importante durante esta etapa del año es la protección de tu pelo y tu cuero cabelludo. Esto significa que tienes que asegurarte que tu shampoo no comprometa la integridad de la protección que tu cuerpo genera para el pelo y evitar la manipulación excesiva. 


La rutina perfecta

Al igual que en el cuidado de la piel, la clave para tener un cabello sano es una buena rutina. Como podrás imaginarte el centro de esta rutina es la etapa de lavado, pero hay pasos antes y después que son cruciales.

  1. Prelavado: a pesar de que te laves el pelo a la perfección, no será igual de efectivo si no lo preparas con anterioridad. Lo recomendable es cepillarte el pelo antes de mojarlo, en especial en el caso de pelo liso o graso. Cepillarte te ayuda a desenredarlo cuando esté mojado y a retirar cualquier rastro de gel, espuma u otros productos que podrían encontrarse en tu pelo. En este paso también puedes aplicar tratamientos como exfoliantes y mascarillas purificantes una vez a la semana. 
  2. Lavado: a la hora de lavar tu pelo, hay varias técnicas que puedes utilizar para sacarle el mayor provecho posible a tu rutina. Recuerda masajear las raíces de manera gentil y no olvides áreas como detrás de las orejas y la nuca. Los productos más usados aquí son el shampoo y el acondicionador, pero también se recomienda usar serums que se adecuen a las necesidades específicas de tu pelo. En cuanto a la temperatura, depende del tipo de pelo, pero lo mejor es usar agua tibia, pues las temperaturas demasiado altas o demasiado bajas pueden tener efectos negativos en tu cabello.
  3. Secado: cuando salgas de bañarte o acabes de lavarte el pelo, te recomendamos que en un inicio retires la humedad con una toalla, y después uses la secadora. Recuerda que lo mejor es no aplicar mucho calor y que la secadora esté a una distancia de 15 centímetros, sobre todo en el caso de pelo seco. 
  4. Cepillado: en el caso del cepillado, lo recomendable es hacerlo dos veces al día, por la mañana y por la noche; en el caso de que tengas un pelo muy fino, incluso es que sean 3 o 4 veces al día. Empieza en el medio y las puntas, para después pasar por las raíces. Con 10 a 20 pasadas bastará. 


Si estás buscando rutinas más detalladas y que se adecuen a tus necesidades te recomendamos estos dos posts de la Dr. Sara


Una vida saludable es igual a un pelo saludable

Por último, recuerda que el pelo es parte del cuerpo y que el cuerpo es una máquina que funciona en conjunto. Llevar un estilo de vida saludable es una de las formas de asegurar una cabellera saludable. Lo más importante es tomar el agua suficiente, descansar y dormir las horas apropiadas y mantener una dieta balanceada alta en proteína, calcio y vitaminas. Nuestro pelo es un reflejo de nuestro estilo de vida, por lo que cuidarnos significa que estamos cuidando de su apariencia. 


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Fuentes:

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